Escrito por : José Carlos Salazar Obregón
Muchos de
ellos han estado separados de sus familiares desde hace años. Otros fueron
deportados a México tras haber vivido en el vecino país del norte durante
décadas sin autorización. Dejaron atrás a sus hijos, cónyuges, hermanos y padres.
Es uno de los muy pocos lugares en donde, de 10:00 a 14:00 los sábados y
domingos, las familias separadas por cuestiones de normativa inmigratoria
pueden tener un brevísimo contacto con sus seres queridos.
En todos los
demás sitios hay patrullas que vigilan la altísima cerca de metal.Así será el
muro que el presidente Donald Trump ha prometido construir a lo largo de la
frontera. Sin embargo, independientemente de su altura o espesor, el flujo de
ilegales lo atravesará.
Las drogas y
los trabajadores indocumentados hallarán la forma de cruzar cualquier tipo de
barrera que construya el gobierno. Un muro de esas características no detendrá
a quienes terminan como inmigrantes indocumentados por haberse quedado en el
país una vez vencidas sus visas, cuyo número supera ampliamente al de los que
revisten esa condición por haber atravesado la frontera con México.
La frontera en
términos más generales, la definición que le da Estados Unidos a sus relaciones
con México, afecta en forma directa a los doce millones de personas que viven
en un radio de 160 kilómetros de ella. Las comunidades de ambos países también
se verán afectadas en formas muy significativas, que aún no se han reconocido
ni comprendido.

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